Los minerales son difíciles de absorber por el cuerpo. Los minerales que el agua colecta en el aire y en el terreno, son todos inorgánicos, de modo que no pueden ser asimilados por nuestras células, a menos que no estén quelados en moléculas orgánicas, esto lo hacen las plantas, al incorporarlos a otras moléculas más grandes y crear de esta forma un recubrimiento de aminoácidos en los minerales, lo que permite que las células los asimilen.
Estos minerales son incluso más importantes para la nutrición que las vitaminas. Las vitaminas son necesarias para todos los procesos corporales bioquímicos. Sin embargo, las vitaminas no pueden funcionar a menos que los minerales estén presentes, por eso la importancia de una dieta rica en vegetales, que aportan estos minerales biodisponibles.
De ahí viene la necesidad hoy en día de complementar nuestro aporte de minerales, mediante agua de mar, pero no todas las aguas de mar son iguales. El agua de mar tiene la misma composición de minerales en todas partes, pero en las zonas donde se genera un cruce de corrientes se crea un microclima rico en fitoplancton, que son esas microalgas que transforman los minerales del agua de mar dándoles ese recubrimiento de aminoácidos, lo mismo que hacen las verduras. También las algas, las verduras del mar, son ricas en todos esos minerales biodisponibles.
Sin embargo, los minerales disueltos en el agua, no se asimilan, y una gran parte tampoco se puede expulsar, por lo que se acumulan en el cuerpo y crean depósitos de minerales, según explica el Dr Allen E. Banik en su libro, “La elección es clara”, causando numerosas patologías.